¿DE QUÉ DEPENDES?
Los seres humanos somos, por naturaleza, seres sociables que necesitamos la protección y la cooperación con el grupo. Desde el nacimiento ya formamos parte del grupo por pertenencia (los padres) y a medida que desarrollamos nuestras cualidades, gustos, valores y motivaciones buscamos grupos de referencia con los que nos identificamos.
Desde que A. Maslow con su teoría de las motivaciones humanas básicas constituyera las necesidades de afiliación o pertenencia al grupo en el tercer lugar de importancia dentro de la jerarquía, los humanos nos seguimos volviendo locos con la necesidad de aprobación y de buscar nuestro lugar en cualquier grupo que nos acepte.
La dependencia del grupo es la más frecuente aunque es la que pasa más desapercibida por la persona, ya que, en parte está bien vista socialmente. La Interacción social en el grupo consiste en el intercambio de percepciones, ideas, sentimientos y proyectos que permite a los miembros del grupo construir percepciones, ideas, sentimientos y proyectos compartidos.
Todos somos conocedores de ejemplos sobre las dependencias de grupo, sobretodo en adolescentes : moda, gustos musicales, botellón, mimetizarse para ser aceptados. En personas adultas : grupos políticos, religiosos, deportivos, sectas.. Hay una gran variedad de posibles dependencias grupales cuando la persona busca ser aceptada, querida, protegida o apoyada.
*Dentro de la dependencia de grupo podemos hacer 3 sub-clasificaciones:
1.1 dependencia de la opinión externa “quiero que me acepten”
1.2 dependencia de la valoración externa “quiero ser alguien para los demás”
1.3 dependencia de afecto externo “quiero que me quieran”
1.1 Dependencia de la opinión externa “quiero que me acepten”
Juan, de 38 años trabaja como delegado internacional en una empresa de importación-exportación. En cada reunión de grupo se muestra obsesionado con la opinión que tendrán de él, por este motivo, invierte muchas horas de su tiempo para prepararse las reuniones. Cuando habla en las reuniones está más pendiente de las caras de los demás, de lo que hablan de soslayo y se agobia pensando en la imagen que está dando.
Este es el típico caso de sufrimiento por pensamiento negativo y de auto-valoración negativa. Teme no cubrir las expectativas de la otra persona, siempre cree que podría hacerlo mejor, tiende a pensar que los demás tienen una opinión negativa de él. Esta situación le produce mucho dolor y sufrimiento, hasta tal punto que evita tener relaciones sociales por miedo a las críticas que pueda recibir.
1.2 Dependencia de la valoración externa “quiero ser alguien para los demás”
María, de 43 años es procuradora en un bufete de abogados. Pese a que hace años acabó la carrera y lleva una dilatada trayectoria profesional, siente que no es suficientemente buena en su trabajo, duda de su inteligencia y para compensarlo siempre está realizando cursos y máster. Tiene una imagen más positiva de los demás que de sí misma, y por este motivo se esfuerza en demostrar a los demás que también sabe, que no es tonta. Tanto es su afán que los demás le rindan reconocimiento que en cualquier reunión da buena cuenta que sabe de todo y de su perfeccionismo, obteniendo el resultado contrario al que busca, rechazo.
1.3 Dependencia del afecto externo “quiero que me quieran”
Elena, 48 años trabaja como funcionaria. Sus relaciones afectivas han sido pocas y frustradas. Necesita que la quieran, y en su afán de conseguirlo está dispuesta a sacrificar tiempo y esfuerzo por los demás (hace favores, es amable, ayuda a los demás sin que lo pidan). Pero jamás ha conseguido sentirse querida plenamente por los demás. Su constante apego hacia los demás resulta demasiado cargante. No consigue mantener relaciones afectivas y amistosas estables porque tiene miedo a ser rechazada.
¿Te has sentido identificada/o con alguno de estos ejemplos? ¿Conoces a alguien que cumple este patrón de comportamiento? Si la dependencia hacia el grupo, el otro/a, lugar, objeto limita tu vida o te impide conseguir los deseos que quieres, no esperes a que aparezca la solución mágica. ¡Esa solución sólo depende aceptando la situación y actuando para lograr cambiarla!
Virginia Picó
Psicoterapeuta, Coach en Desarrollo Personal y Relaciones Afectivas, Kinesióloga
* fuente :Ref. libro “sin tí no soy nada” Olga Castanyer